El combinado nacional empezó el choque con ganas de eliminar cualquier tipo de sospecha sobre su rendimiento y empezó mandando en el marcador con un Pau sublime. De la mano del mayor de los Gasol, que anotó 13 de los primeros 18 puntos del equipo de Scariolo, España se distanciaba en el marcador, sin pensar en futuros choques.
Fue el momento de comenzar con las rotaciones al ver la escasa resistencia brasileña. Sergio Rodríguez e Ibaka salieron a pista y tomaron el relevo del pívot de los Lakers. España, en ese momento del partido, no especulaba con ningún resultado posible. Sólo quería ganar y lo demostraba en cada acción.
El segundo cuarto comenzó de la misma manera. La tensión en el parquet sólo era palpable en un Pau Gasol que tenía entre ceja y ceja convertirse en el máximo anotador olímpico en la historia de España. Algo que consiguió mediado el tercer cuarto, superando a un histórico Epi.
El partido seguía los derroteros previstos. Con ambas selecciones sin muchas ganas de hacerse daño y con los españoles mostrando un punto más de ambición en sus acciones. Así se llegó al final del tercer cuarto, con los de Scariolo nueve puntos arriba, y sin atisbos de lo que vendría después.
Lo siguiente fue un último cuarto para el olvido y en el que España volvió a adolecer de falta de contundencia a la hora de cerrar el marcador.


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