ROCCHI GOLPEA AL MADRID

El encuentro entre Real Madrid y Manchester City fue el más disputado de los cinco jugados por los blancos en este grupo de la muerte, que hoy lo fue más que nunca. El partido se dividió en dos mitades totalmente opuestas, siendo la primera para los visitantes, y la segunda para el City que contó con la colaboración arbitral.

En la primera parte, los blancos pudieron haber dejado encarrilado el partido, incluso una goleada no habría sorprendido a nadie. Los primeros veinte minutos fueron un completo recital de los de Mourinho, que se habían hecho con el control de la pelota desde el pitido inicial del encuentro.

Benzema, el más listo de la clase
Cuando sólo se habían cumplido diez minutos de partido, Benzema encontró el camino. Modric campó a sus anchas por el borde del área citizen hasta que vio a Di María a su derecha, el socio perfecto para colgar el balón en los dominios de Hart. El argentino. o mejor dicho, el guante de su bota izquierda, no falló en el centro, pues fue a caer a los pies de un inteligente Benzema, que últimamente no está dispuesto a desaprovechar ni una ocasión.

Aunque lo cierto es que el gol estuvo favorecido por el descontrol en la defensa local, la jugada madridista fue perfecta. Y el tanto, más que merecido. En lugar de hacer reaccionar a los locales, el gol causó el efecto contrario. El Manchester City no fue capaz de sacudirse del cuerpo el temor instaurado por su técnico, Mancini, hasta diez minutos antes de que el árbitro señalara el descanso.

El Madrid perdona
Hasta entonces, lo único que sucedió fue un acoso constante del Real Madrid a Hart. Ni siquiera la defensa de cinco plantada por Mancini fue capaz de frenar las acometidas blancas. En esos acercamientos por el área local, hubo un hombre que pudo haber cambiado el rumbo del partido hasta en tres ocasiones, Sami Khedira.

En solo dos minutos, el alemán protagonizó una doble ocasión de gol, que a punto estuvo de dejar al Manchester City fuera del partido en menos de media hora. Las dos veces, la jugada vino precedida por una jugada en banda izquierda de Cristiano Ronaldo. El luso no encontró oposición en Maicon, demasiado lento para frenar sus arreones.

Precisamente sería el portugués quien marraría la oportunidad más clara para los blancos. Xabi Alonso lanzó al equipo a la contra con un pelotazo que dejó solo a Ronaldo. Cuando el Etihad Stadium ya había asumido el nuevo palo, el crack portugués decidió hacer lo más complicado, picar la pelota para superar al meta por alto. La suavidad con la que lo hizo permitió que la defensa evitara el tanto en la misma línea de gol.

Todas las ocasiones erradas por el Real Madrid resultaron ser el revulsivo que necesitaban los citizens para meterse en el partido. El despertar de los locales llegó en el momento en que Agüero entró en contacto con el balón, lo cual no es casualidad, pues es de lo mejor que tiene Mancini en su plantilla.

Precisamente la oportunidad más clara de los locales se inició en sus botas. El Kun se asoció con Maicon dentro del área blanca, trenzando una pared perfecta que dejó al brasileño solo ante Casillas. La llegada de Coentrao, que entorpeció su disparo, fue la salvación del Real Madrid.

Cambio de escenario
El paso por vestuarios dejó un partido totalmente distinto. Tanto es así, que los equipos ni siquiera parecieron los mismos del primer acto. Los de Mancini se hicieron con el control del mediocampo, dejando al Real Madrid al amparo de sus contras. Con el campo volcado hacia la meta de Casillas, David Silva se convirtió, paradójicamente, en la pesadilla madridista.

Cuando el canario tomó las riendas de su equipo, los madridistas empezaron a acordarse de todos los goles fallados, dedicando la mayor parte del tiempo a achicar balones de su área. Sin embargo, el riesgo no fue suficiente para hacer que los blancos remediaran sus errores, pues en una contra dirigida por Cristiano Ronaldo, los de Mourinho desperdiciaron de nuevo una clarísima ocasión.

Mancini se dio cuenta de la necesidad de arriesgar que tenía su equipo, eliminado en fase de grupos con la derrota, y sacó toda la artillería de la que dispone su plantilla, dando entrada a Tévez por Nasri.

El show de Rocchi
El gol de los citizens estuvo a punto de llegar en un nuevo arreón de los de Mancini, de no haber sido porque Casillas salvó a los blancos parando el disparo de Agüero con su pecho. Pero su ángel de la guarda esta vez no apareció cuando los blancos más lo necesitaron: en el penalti, falseado por Agüero, que el mismo transformaría para alegría de los locales. La pena máxima, la acción más injusta del encuentro, no sólo castigó a los blancos con el gol recibido, sino que también supuso la expulsión de Arbeloa por doble amarilla, quien, solo a juicio de Rocchi, había derribado al Kun.

Esta no fue la única decisión que perjudicó al Real Madrid, ya que durante los 90 minutos el italiano utilizó una doble vara de medir con los dos equipos, siendo los de Mourinho, los grandes damnificados. Sin duda, un castigo que los blancos no merecieron, ya fueron claramente superior a los de Mancini. En cada falta, en cada acción, Rocchi siempre tomó la decisión más perjudicial para el Real Madrid, que sufrió el arbitraje más bochornoso desde aquel contra el Barcelona en las semifinales de 2011. La UEFA y Platini, lo volvieron a hacer.
Los últimos minutos se consumieron con el Madrid aguantando el resultado con un jugador menos, y los locales intentando lo imposible por hacerse con la victoria, pero el marcador ya no se movió.

El empate no sirvió de nada para el Manchester City, que cae en la fase de grupos por segundo año consecutivo. Por el contrario, los de Mourinho salen del Etihad Stadium clasificados para la siguiente ronda. Un pase tan sufrido como merecido. Allí esperará uno de los primeros de grupo con el factor campo en contra, aunque lo más importante será que no toque el Rocchi de turno.