UN MADRID DESORIENTADO

El Real Madrid volvió a perder en Liga (3-2) y suma cuatro derrotas en la competición liguera antes de que termine la primera vuelta. El equipo de Mourinho, sin Casillas en el campo, siempre fue a remolque y, aunque nunca se rindió, no pudo obtener ningún punto en Málaga. Finalmente, la victoria se quedó en tierras andaluzas.

No se sabe si exactamente la Ley de Murphy engloba casos como el del Madrid, pero si no es así, es algo muy parecido. Cuando todo va mal, puede ir un poquito peor. Aunque la actitud sea la correcta. Buscando encontrar ese golpe de efecto que los blancos necesitan, Mourinho optó por una técnica revolucionaria. El luso dejó a Casillas en el banquillo en el inicio del partido, demostrando así que nadie es imprescindible en un equipo como el Madrid.

Ante la sorpresa de la suplencia del capitán, el equipo blanco salió a morder, con la rabia contenida del que saben que dudan de él y se quiere redimir. Avisó primero Cristiano en una Rosaleda con ganas de venganza por la derrota del año pasado. Fue de falta, pero Willy Caballero, con reflejos, consiguió despejar el cuero.

Después de los típicos minutos de tanteo, el Madrid tomó el mando y comenzó a llegar con peligro. Primero en un contraataque bien llevado que acabó con un pase de la muerte de Di María a Cristiano Ronaldo. El luso, de zurda, la mandó fuera tras no poder controlar el bote del balón. Los de Mourinho presionaban arriba, robaban balones e intentaban constantemente aprovechar la superioridad que de ella se conseguía pero este año falta de definición.

Se apreció en otra contra en la que Cristiano, cambiando los papeles con respecto a la jugada anterior, sirvió de rosca a Di María que consiguió controlar y elevar el cuero aunque no con la suficiente fuerza como para lograr el tanto. Fue Monreal el que acudió ‘in extremis’ a despejar el balón que se colaba en la portería malacitana.

Con la primera parte cabalgando, Khedira controló el balón dentro del área y fue barrido por un defensor del Málaga. El árbitro, como de costumbre, se hizo el ‘sueco’ y no pitó penalti. Los blancos lo intentaban también en balones aéreos mientras anulaban a los locales en ataque. Con un empate a cero injusto llegó el descanso a Málaga.

En el segundo acto se comenzó a torcer el partido. Y lo hizo muy pronto. En el minuto tres, Isco golpeó bien desde la frontal y puso el balón fuera del alcance de Adán. El Málaga se adelantaba sin merecerlo y al Madrid le tocaba remar. Pero supieron reaccionar los de Mourinho. Callejón entró por Arbeloa y Kaka’ por Di María. El árbitro volvió a obviar una mano de Eliseu dentro del área. Segundo penalti no señalado a favor del Real Madrid. Más tarde, en una jugada aparentemente sin peligro, Benzema quiso dar el pase atrás a Kaka’ pero Sergio Sánchez metió la bota y se introdujo el balón en su propia portería. Había empatado el Madrid en una jugada que reflejó a la perfección el estado del equipo.

Pero le duró poco la alegría a los visitantes. Un buen pase desde la banda derecha por parte de los blanquiazules fue aprovechado por Joaquín, que se adelantó a Essien y remató de espuela. Adán logró tocar el balón pero el rechace cayó en los pies de Santa Cruz que hizo el segundo para los suyos. La imagen de los jugadores y del banquillo blanco era todo un poema.

Para más desgracia, Santa Cruz repitió éxito y con un buen zurdazo pegado al poste derecho de Adán puso más tierra de por medio. En ese momento fue Modric el que sustituyó a Xabi Alonso para crear más peligro arriba. Y surtió efecto. Özil robó oportunamente un balón en la defensa malacitana y sirvió con el exterior de su pierna zurda a Benzema para que empujara el segundo gol blanco. Aún había vida para los de Mourinho.

Sin embargo, por mucho que lo intentaron los merengues nada pudieron hacer para sacar algo positivo de La Rosaleda. Sergio Ramos y Pepe vieron la amarilla y se perderán el primer partido del año 2013 contra la Real Sociedad por acumulación. Otro partido perdido en Liga, dieciséis puntos de desventaja con respecto al Barcelona y la sensación de que el equipo se encuentra perdido y desorientado. Lo único que puede salvar el curso: la Champions.