

KAKÁ PONE LA PUNTILLA A SU TRAYECTORIA BLANCA
La expulsión ante Osasuna es solo un capítulo más de un amargo recorrido del brasileño en el Real Madrid. Esta temporada Kaká supone un descarte para José Mourinho, un técnico que echa mano del brasileño solo en extremas circunstancias. Apartados como el de Pamplona no ayudan a mejorar su situación.
Pocos minutos le bastaron a Kaká para que en el encuentro ante Osasuna se autoexpulsara. Había salido para sustituir a Higuaín, pero dos jugadas desafortunadas y ciertamente ilógicas le mandaron fuera del terreno de juego por doble amarilla. Un episodio agridulce que no hace más que alimentar las críticas contra un jugador que no está en pleno rendimiento.
Octubre, su primera gran oportunidad
En ese mes se produjo el regreso de Kaká a una convocatoria de la selección brasileña y el centrocampista no defraudó. Jugó a un gran nivel e incluso marcó un gol ante Irak. Parecía que el futbolista encontraba su sitio mucho tiempo después. El alto rendimiento con la canarinha no pasó desapercibido para Mourinho que contó con él para algún partido en el que no brilló pero sí cumplió.
Solo seis encuentros ligueros
A pesar de ello, el brasileño tan solo ha conformado el once en seis de los 19 choques que ya se descuentan del campeonato doméstico. En la mayor parte de esas ocasiones lo ha hecho debido a las bajas con las que contaba la plantilla blanca, que a falta de su once de gala Mou pensó en Kaká para suplir las ausencias. Oportunidades que, si se hace un balance total, el centrocampista no aprovechó.
La expulsión, su sentencia
El Madrid viajaba a Pamplona sin poder contar con varios de sus titulares indiscutibles. Las bajas de Ronaldo, Sergio Ramos o Pepe obligaron a Mourinho a retocar el esquema táctico. Ello supuso la entrada de los menos habituales, pero a pesar de ello Kaká lo vio en el banquillo. No entró hasta el minuto 58 para sustituir a Higuaín. Momento en el que comenzó el delirio del centrocampista.
Tan solo dos minutos después vio la primera amarilla y quince minutos más tarde la segunda que provocaba su expulsión. Los pocos madridistas que viajaron hasta el Reyno de Navarra no se creían lo acontecido. Recelosos de la actitud del '8' no daban crédito a las dos tarjetas que pudo haber evitado. Cierto es que en la segunda de ellas contó con la ayuda inestimable de Clos Gómez, que aplicó el reglamento como quizás no los hubiera hecho con otro equipo.
El episodio constituía uno de los más amargos para el centrocampista en esta temporada. La expulsión de ayer ha condenado aún más a un futbolista incapaz de aprovechar los escasos minutos de los que ya de por sí goza en el Real Madrid. Queda por ver si ese escarmiento modifica para bien la conducta del brasileño de aquí en adelante.
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